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El porcentaje de poblaciones de peces que sufren sobreexplotación se redujo del 88 % en 2014 al 78 % en 2016 en el Mediterráneo y el mar Negro, aunque hacen falta más esfuerzos a favor de la sostenibilidad pesquera.Así lo expresaron la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Comisión General de Pesca del Mediterráneo en un informe presentado sobre el estado de la pesca en ambos mares.
Uno de los coordinadores del estudio, Miguel Bernal, relacionó la disminución en la sobrepesca con las medidas que se han adoptado en los últimos años para evitar sus efectos negativos.
A su juicio, las opiniones científicas han ido mejorando al cuantificar una cantidad mayor de poblaciones de peces y capturas, lo que ha permitido tomar “más y mejores decisiones”, como, por ejemplo, limitar la pesca de la sardina y la anchoa en el Adriático, y de la merluza en el Canal de Sicilia.
Sin embargo, la presión sobre los recursos pesqueros sigue siendo “demasiado alta para ser sostenible”, según Bernal, quien añadió que las tortugas son la especie que más se captura por error.
La merluza es el pescado más sobreexplotado del Mediterráneo, seguido del rodaballo en el mar Negro, mientras que las poblaciones que se pescan dentro de los límites sostenibles son fundamentalmente especies pequeñas como la sardina o la anchoa.
El técnico de la FAO subrayó que el descenso de las capturas a 1,2 millones de toneladas en 2016 -frente a 2 millones en 1982- “está afectando al sector en ingresos y empleos”, mientras que la productividad se ve perjudicada por el descarte de 275.000 toneladas anuales, un 20 % de lo que se declara pescado.
En 2017 había 86.500 embarcaciones pesqueras operando en el Mediterráneo y el mar Negro, 6.200 menos que en 2014, en un sector que genera ingresos anuales estimados en 2.800 millones de dólares (unos 2.460 millones de euros) y emplea a casi 250.000 personas.
Turquía, Grecia, Túnez e Italia tienen el mayor número de barcos, según el informe, que precisa que el 83 % de las embarcaciones en el Mediterráneo y el 91 % de las del mar Negro son pequeñas.
Bernal apuntó que, a pesar de que los pequeños barcos representan el 60 % del empleo pesquero en esos dos mares, solo generan el 26 % de los ingresos, frente al 64 % que obtienen los de mayor tamaño.
La FAO recomienda apoyar más a los pequeños pescadores, que causan menos daños ambientales, reducir las capturas incidentales y los descartes, e introducir medidas más drásticas, como establecer áreas restringidas donde la actividad esté más regulada