Merluza
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Así lo expone un informe técnico del Inidep que analiza el desempeño económico de las empresas armadoras entre 2008 y 2017.
El modelo de negocio tradicional aplicado en la explotación de merluza hubbsi muestra signos de fatiga. El diagnóstico no es nuevo, lo conocen bien en la industria quienes día a día buscan estrategias de supervivencia; pero una mirada en perspectiva sobre la actividad ayuda comprender mejor las causas y posibles formas de mutación.
El Informe Técnico del Inidep denominado “El desempeño económico de las empresas armadoras de buques en la pesquería de merluza común en el período 2008-2017”, al que accedió Pescare.com.ar, ofrece en ese sentido un abordaje interesante y regado, además, por datos estadísticos.
“Los desafíos que enfrenta la pesquería de merluza común requieren transformaciones estructurales”, concluye el trabajo preparado por Lautaro Rotta, Walter D´Atri, Saúl Gaviola y Soraya Corvalán aún en un marco de relativa estabilidad en los desembarques.
CMP y desembarques de merluza, en toneladas, proveniente del Stock Norte. Fuente: Inidep.
Según entienden los investigadores a partir de las respuestas que obtuvieron de los armadores, la industria debe incrementar la productividad del conjunto de las actividades que integran la cadena. Así podrá mejorar su competitividad y recuperar posiciones en un mercado internacional cada vez más competitivo.
“En la actualidad, la trayectoria que debe recorrer el sector para modernizar su operatoria precisa de un marco institucional específico. La instrumentación de políticas públicas sectoriales, que incentiven la reconversión de la actividad y que atenúen los efectos adversos de la misma, es el factor decisivo para comenzar con las transformaciones que necesita la pesquería para alcanzar la sostenibilidad”, propone el informe.
Curva descendente
El análisis de los especialistas parte de una base insoslayable: el desempeño económico de los armadores ligados a la pesca de merluza tuvo un resultado desfavorable durante la última década, de acuerdo a las exposiciones de los empresarios relevadas durante la investigación.
Aún con capturas más o menos estables y la cuotificación, intervinieron factores económicos que fueron erosionando los niveles de rentabilidad. El tipo de cambio, el aumento de los costos operativos, principalmente del gasoil, precios de venta estancados y fuerte competencia de la acuicultura generaron este escenario adverso.
“La mayoría de los armadores entrevistados destacó que el Régimen de Cuotas Individuales Transferibles de Captura (CITC) permitió ordenar el caladero y generar previsibilidad en la pesquería. Asimismo, reconocieron que los aspectos positivos de la medida quedaron opacados en gran medida por el contexto recesivo de la actividad en los últimos años”, subraya el informe.
Índices de volumen y precio promedio de exportaciones de merluza común. Fuente: Inidep.
La instrumentación de una línea de crédito específica para reducir los costos financieros de la actividad, la eliminación de las retenciones a las exportaciones y el otorgamiento de algunos subsidios a la mano de obra en tierra no lograron torcer el rumbo. La influencia de los costos siguió siendo pesada.
Sólo entre 2011 y 2017 el combustible aumentó un 256 por ciento, representando entre el 30 y 60 por ciento del costo de una marea. Por esta razón la duración de las mareas se convirtió en una variable fundamental para determinar la viabilidad económica en la pesquería.
Índice del precio del combustible. Fuente: Inidep.
“Los entrevistados destacaron la importancia de incorporar tecnología en sus buques para mejorar la eficiencia de las operaciones de pesca. No obstante, las dificultades para obtener rentabilidad y el elevado costo del financiamiento impiden o retrasan la reconversión de la flota pesquera”, advierte el texto.
Al mismo tiempo, los armadores sostienen que el escenario no se revierte definitivamente con una depreciación de la moneda local, como la que está atravesando hoy el negocio. Juzgan que la medida genera beneficios económicos de manera transitoria porque el aumento de los costos en el mediano plazo equipara las ganancias de la variación del tipo de cambio nominal. El cambio debe ser estructural.
Fuente: Pescare