Los estibadores de la costa este y la costa del golfo de Estados Unidos iniciaron una huelga a primera hora del martes, su primera paralización a gran escala en casi 50 años, deteniendo el flujo de casi la mitad del transporte marítimo del país después de que las negociaciones para un nuevo contrato laboral fracasaran por cuestiones salariales.
La huelga bloquea desde el transporte de alimentos hasta el de automóviles en decenas de puertos desde los estados de Maine hasta Texas, en una interrupción que los analistas advierten costará a la economía miles de millones de dólares al día, amenazará el empleo y avivará la inflación.
El sindicato International Longshoremen’s Association (ILA), que representa a 45.000 trabajadores portuarios, ha estado negociando con la patronal United States Maritime Alliance (USMX) un nuevo contrato de seis años antes de la medianoche local del 30 de septiembre.
El ILA dijo en un comunicado el martes que cerró todos los puertos de Maine a Texas a las 0401 GMT y había rechazado la propuesta final de la USMX hecha el lunes, añadiendo que la oferta estaba “muy por debajo de las demandas de sus miembros para ratificar un nuevo contrato”.
El líder del ILA, Harold Daggett, ha dicho que empleadores como el operador de portacontenedores Maersk y su APM Terminals North America no han ofrecido aumentos salariales apropiados ni han accedido a las demandas de detener los proyectos de automatización portuaria. La USMX afirmó en un comunicado el lunes que había ofrecido un aumento salarial de casi el 50%, por encima de una propuesta anterior.
“Estamos preparados para luchar todo el tiempo que sea necesario, para permanecer en huelga durante el tiempo que sea necesario, para conseguir los salarios y las protecciones contra la automatización que nuestros miembros del ILA merecen”, dijo Daggett el martes.
“La USMX es ahora dueña de esta huelga. Ahora deben satisfacer nuestras demandas para que esta huelga termine”.
USMX no respondió inmediatamente a las solicitudes de comentarios de Reuters.
La huelga, la primera del ILA desde 1977, preocupa a las empresas que dependen del transporte marítimo para exportar sus productos o asegurar importaciones cruciales. La huelga afecta a 36 puertos que manipulan una amplia gama de mercancías en contenedores, desde plátanos hasta ropa y automóviles.
Solo en los puertos del área de Nueva York hay cerca de 100.000 contenedores a la espera de ser descargados, ahora paralizados por la huelga, y 35 portacontenedores que se dirigen a Nueva York durante la próxima semana, dijo Rick Cotton, director ejecutivo de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey.
El sindicato “tiene en jaque a todo el país”, afirmó Steve Hughes, director general de HCS International, especializada en el suministro y transporte de automóviles. “Me temo que la cosa se va a poner fea”.
La disputa también está metiendo al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, favorable a los trabajadores, en una posición prácticamente sin salida, mientras la vicepresidenta Kamala Harris se enfrenta en una carrera electoral muy reñida frente al expresidente republicano Donald Trump.
El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Jeff Zients, y el principal asesor económico, Lael Brainard, instaron a los miembros de la junta de USMX en una reunión el lunes a resolver la disputa de manera justa y rápida, dijo un responsable de la Casa Blanca. Pero el Gobierno de Biden ha descartado repetidamente el uso de poderes federales para romper una huelga en caso de estancamiento.
La presidenta de la Cámara de Comercio de EEUU, Suzanne Clark, instó el lunes a Biden a reconsiderar su postura, afirmando que “sería inconcebible permitir que una disputa contractual infligiera tal conmoción a nuestra economía”.
La Casa Blanca no hizo comentarios de inmediato el martes, pero responsables dijeron a Reuters bajo condición de anonimato que esperan una huelga corta. Señalaron la señal positiva de que las dos partes habían reanudado las conversaciones a última hora del domingo y habían reducido sus diferencias en las últimas 24 horas.
(Reporte de Doyinsola Oladipo; reporte adicional de Gursimran Kaur, Nilutpal Timsina, Shivani Tanna y Shubham Kalia en Bengaluru y David Shepardson en Washington; escrito por Richard Valdmanis; edición de Richard Chang y Sonali Paul; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)