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A principios de mes el Estado nacional elevó de 0,5% a 2,5% la tasa de estadística para las importaciones. Tres semanas después resolvieron fijar temporalmente, hasta fin de año, en 0% la alícuota de la tasa de estadística aplicable a ciertos bienes de capital y a las destinaciones suspensivas de “importación temporaria”. Otra medida improvisada al igual que la fallida “quita” de retenciones.
El Gobierno nacional volvió a cambiar las reglas de juego en materia de comercio exterior a poco de haber adoptado medidas, que recibieron fuertes cuestionamientos de sectores productivos e industriales, tal el caso del incremento “quintuplicado” de una tasa de importación.
A dos semanas del anuncio en el que se elevaba de 0,5% a 2,5% la denominada tasa estadística de importaciones, ahora lisa y llanamente la eliminaron para importaciones temporales y bienes de capital, pero solo hasta el 31 de diciembre.
La industria pesquera tiene un fuerte componente de insumos importados en su estructura productiva, tanto para el armado de los barcos como para el funcionamiento de las plantas de procesamiento. Ahora se dejaría fuera del alcance de la medida inicial a las importaciones temporales, las de bienes de capital destinados a la producción nuevas y usadas.
Mediante un decreto se oficializó que algunas importaciones quedarán exceptuadas del pago de la tasa estadística. Se anula parcialmente una medida dispuesta recientemente donde la alícuota de esa tasa pasó del 0,5% al 2,5% generando quejas desde el sector importador.
El grado de improvisación con que se anuncian medidas y luego se las modifica sobre la marcha genera incertidumbre entre los inversores que deben planificar la toma de decisiones, y dentro de la pesca pasó algo parecido en el último mes respecto a una presunta eliminación de derechos de exportación, que a la postre terminó siendo una exigua merma impositiva.
Anuncio y fiasco
Más del 95 por ciento de la producción del sector pesquero se exporta, por lo que el anuncio de que se quitarían las retenciones a las exportaciones para las PyMEs que comercializaran hasta 50 millones de dólares abrió un marco de expectativa, ya que se había dicho que el beneficio sería para quienes incrementarán su volumen respecto al año anterior. Eso parecía una medida proactiva que alentaba a incrementar la cantidad exportable o a sumar valor agregado a los productos.
Desde que se anunció hasta que se instrumentó pasaron tres semanas. A un primer decreto le siguió otro que anulaba parcialmente al anterior y definía los requisitos y alcances de lo que ya no era una quita de derechos de exportación, sino que terminaba siendo una rebaja impositiva.
En síntesis, a partir de lo que se exporte de más respecto del año pasado, se permitirá una desgravación de hasta 600 mil dólares sobre ese excedente, y superado ese monto de 600 mil dólares, las retenciones siguen igual. Es decir, un exportador PyME que en 2018 comercializó productos al exterior por hasta 50 millones de dólares, en 2019 tendrá un beneficio máximo de un millón ochocientos mil pesos.
Recomendaciones de la OCDE
Con todo, el sector pesquero es hoy el séptimo “complejo exportador” de Argentina que en 2018 reportó divisas por algo más de 2.148 millones de dólares, y este recurrente cambio de reglas del comercio exterior no es tomado con beneplácito, por las complicaciones que todo cambio de medidas fiscales implica.
Ayer martes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estimó que la economía argentina podrá recuperarse gracias a las exportaciones, aunque vaticinó que el PBI del país caerá 1,8% este año.
Sin embargo, la OCDE consideró que “la disminución de los flujos internacionales de comercio podría limitar la demanda global para las exportaciones argentinas”. En este marco, la OCDE consideró que en la Argentina “es necesario seguir avanzado con las reformas estructurales para mejorar la productividad, impulsar las exportaciones y fortalecer el crecimiento. La competencia sigue siendo escasa en muchos sectores, debido a las restricciones domésticas a la entrada de empresas, los obstáculos al emprendimiento y las restricciones a las importaciones”.
Justamente, lo que se continúa reclamando a nivel local es la instrumentación de medidas que incentiven el incremento del valor agregado a los productos que le generen mayores divisas al país, medidas que por ahora habrá que seguir esperando.
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