El aumento del recurso marítimo genera desde hace años una intensa actividad en los puertos patagónicos. La escases de merluza, la alta rentabilidad del marisco sumado a los vínculos familiares, las razones del éxodo.
Cada vez más marineros marplatenses deciden emigrar junto a sus familias al sur del país: la abundancia del langostino que se pesca frente a las costas patagónicas, su alta rentabilidad frente a la posibilidad de estar durante meses alejados de sus familias, es una ecuación fácil de resolver a la hora de evaluar si conviene o no el éxodo.
Carlos es un marinero que recientemente se fue de “La Feliz” y decidió radicarse en Rawson, Chubut, debido a la “fiebre del langostino”, ya que le genera altos dividendos y sobretodo, le permite compartir más días con su esposa y sus pequeños hijos.
“Acá está lleno de langostinos, son viajes cortos de 1 a 3 días y son muy rendidores. En Mar del Plata hay poca merluza y los viajes son más largos, de 7 a 11 días. Cómo laburamos mucho en el sur, nos conviene estar acá”, explicó el hombre, en diálogo con 0223.
El ritmo de actividad de pesca del “oro rojo” permite a los trabajadores del mar estar más tiempo con sus familias, debido a que se embarcan no más de 3 días.
“En el sur tenés continuidad de trabajo y encima estas mas con la familia. Si uno vive en Mar del Plata, estás 3 o 4 meses solo, lejos de tus hijos. Por eso decidimos irnos”, expresó el marinero.
“El langostino no se termina nunca, en invierno o en verano y cada vez se reproduce mas. Se había cortado un poquito pero renació de vuelta. En buena hora”, concluyó.
Fuente: 0223