Puerto Mar del Plata
El Consorcio Portuario de Mar del Plata recobró el código PBIP para las terminales 2 y 3 con una inversión de poco “más de un millón de pesos”. Sigue sin funcionar el sistema de control peatonal y vehicular en las barreras de acceso.
Los auditores de Prefectura Naval Argentina tuvieron un viernes intenso en jurisdicción de las terminales 2 y 3 mientras empleados del Consorcio apuraban la instalación de alambres de púas sobre el muro perimetral frente al acceso principal del puerto.
Finalmente aprobaron el plan de seguridad presentado por Martín Merlini el cual ya había tenido el visto bueno, en los papeles, el día anterior y Mar del Plata recuperó la certificación de seguridad del código de Protección de Buques e Instalaciones Portuarias (PBIP), que había perdido a principios de mes y volvió a ser un puerto más seguro.
Desde el propio Consorcio habían asegurado que el fallo de Prefectura estaría el viernes mismo a la tarde, pero durante todo ese día imperó el silencio más absoluto, tanto en la administración portuaria como en la fuerza auditora.
Recién el sábado por la mañana desde la Provincia de Buenos Aires confirmaron la recuperación del código, donde también dejan en evidencia ya desde el título y sin reparos lo desastrosa que ha sido la administración de Merlini.
“Inversión de más de un millón de pesos en mejoras para que Mar del Plata tenga un puerto más seguro”, encabeza el texto oficial.
Por ese monto, menos del 1% del presupuesto del Consorcio, Merlini no hizo las obras necesarias, dejó caer el código de seguridad y el puerto de Mar del Plata fue una noticia vergonzosa en todo el mundo marítimo.
Claro que el comunicado no dice ni una vez que Mar del Plata perdió el código por impericia de la administración que encabeza Merlini. En la construcción de un nuevo relato, aseguran que Prefectura aprobó “el plan de mejora continua propuesto por el Consorcio para cumplir con el código PBIP”.
Las mejoras en las condiciones de seguridad consistieron en la adecuación de la infraestructura, cerramiento del perímetro con alambres de púas, mayor iluminación y la instalación de nuevas cámaras y domos de seguridad. También dispusieron de una alarma perimetral que detecta movimientos para que la zona no sea tierra de nadie y se terminen de una vez por todas los robos.
“Así se incrementa el nivel de seguridad de esta terminal y refuerza el compromiso en la lucha contra el narcotráfico, el contrabando de mercaderías y las mafias”, dice el comunicado oficial que a las horas repitió el Consorcio Portuario. Todos esos compromisos estuvieron incumplidos con la caída del Código.
“Lo más costoso fueron las cámaras y domos que se agregaron”, confió un allegado a Merlini el sábado por la mañana, con la noticia ya confirmada del regreso del puerto a Primera. La fuente reconoció que ahora tendrán visualización del circuito de cámaras que tiene TC2 en sus plazoletas.
El comunicado tiene un par de perlitas increíbles. “Los resultados de la inspección… ratifican el aumento de estándares de calidad en instalaciones de esta terminal marítima”. Si algo ratifica la auditoría es el estado de precariedad que existe en esa zona certificada y en las no certificadas.
El “aumento” no alcanzó a reinstalar los controles de personas y vehículos en los accesos a las terminales. El sistema, dicen, será restablecido el mes que viene.
La otra perla asoma en el último párrafo. “El anterior plan de PBIP que tenía vigente el puerto de Mar del Plata databa de 2005 y sobre sus lineamientos originales se trazaron necesarios ajustes que permiten modernizar los medios disponibles y ajustar la actual infraestructura de la terminal a nuevas necesidades, condiciones y criterios de seguridad”.
En la visión de Merlini, “modernizar” es colocar unas lamparitas, tirar unos rollos de alambre de púas sobre el muro perimetral e instalar una alarma con sensores de movimiento. Más abandono y precariedad no se consigue.
Revista Puerto