Además de las aperturas y cierres de áreas de los últimos días, se dispuso llevar al 30% el límite de bycatch sin informe científico que lo avale y esta semana establecerán medidas de manejo. Además, pese a las recomendaciones de disminución del esfuerzo pesquero sumaron tres barcos a la pesquería. Con 66 mil toneladas descargadas se ampliaron 50% los cupos.
Transcurridos 15 días desde la última reunión del CFP, se comunicaron las decisiones adoptadas por la autoridad de aplicación respecto de apertura y cierre de áreas en función de los resultados de las prospecciones. También se decidió establecer medidas de manejo sobre las que trabajarán esta semana, que implican el aumento del límite de bycatch. Por otra parte aprobaron dos nuevas reformulaciones con las que se autorizó el ingreso a la pesquería del buque Franca (hasta que los propietarios construyan un nuevo barco) y de los fresqueros de altura Pedrito y San Juan B. Una nueva temporada está en marcha y la pesquería sigue sin un plan de manejo.
El Consejo realizó un recuento de las decisiones adoptadas por la Autoridad de Aplicación durante las dos últimas semanas. La apertura de la zona prospectada entre los 44° y 45° Sur y los meridianos 61°30’ y 63° Oeste, a partir del 25 de junio. El cierre desde el 27 de junio de la Subárea A 5 entre los paralelos 45°40’ y 46°20’ Sur y los meridianos 64° y 63° Oeste; donde al ser abierta se debió ingresar con artes selectivas por la presencia de merluza.
Precisamente respecto de la pesca incidental de merluza, los consejeros recordaron que la autoridad de aplicación, a partir de la información que brinden los observadores, deberá exigir el uso de dispositivos de selectividad cuando verifique bycatch de merluza superior al 15% en cualquier subzona. Si se llega al 30% debe ordenarse el cierre. Se desconoce la existencia de un informe científico que avale este aumento del límite de bycatch, hasta ahora fijado en 20%.
Con estos nuevos parámetros, reafirmados por todos, acordaron analizar propuestas para la elaboración de los criterios de apertura y cierre de áreas –según el porcentaje máximo admisible de juveniles de langostino y el nuevo porcentaje de bycatch de merluza– como ordenó la Resolución 7 de 2018.
La mencionada norma se publicó hace más de un año y los consejeros recién trabajarán sobre las medidas de manejo para el langostino, el miércoles y jueves de esta semana. Han llegado a la temporada 2019 sin un plan de manejo para el langostino y muchos menos para la merluza. Procediendo con singular chapucería, sobre la marcha y con los barcos en la zona de pesca, ahora establecerán los criterios de apertura y cierre.
Sería interesante que los consejeros entendieran que su primera función es generar políticas de administración pesquera para un correcto aprovechamiento de los recursos, antes que acompañar a los empresarios en las ferias internacionales, donde no cumplen ninguna función de utilidad para el desarrollo de la industria. Mucho más útil es que estudien para generar planes de manejo.
Dichos planes deben incluir, además de parámetros biológicos, políticas a largo plazo respecto del acceso al recurso. En el año 2015 se abrió la puerta para el ingreso de barcos y a partir de 2016 cualquier lancha amarilla terminó generando un langostinero. Ahora ya nadie parece poder parar el constante aumento del esfuerzo pesquero.
En tiempos de incertidumbre como los actuales y a pesar de las recomendaciones de los biólogos, el Consejo Federal sigue aumentando el número de barco en el caladero. El jueves pasado aprobaron dos reformulaciones que habilitan a tres barcos a pescar langostino en aguas nacionales.
A partir de esta semana los propietarios del buque Franca son felices poseedores de un permiso de pesca que los habilitará a pescar 427 toneladas de langostino. Este volumen lo consiguieron al incorporarle el permiso de la lanchita amarilla Sigue Valiente, que en 2017 tuvo como captura total 12 toneladas.
El Consejo volvió a transformar una lancha amarilla prácticamente inactiva en un barco langostinero. Ante este caso los representantes de Chubut, Adrián Awstin; del Ejecutivo, Ricardo Patterson y de Medio Ambiente, Silvia Giangiobbe, se abstuvieron de votar. Cuánto más interesante sería que se opusieran y dieran sus argumentos públicamente.
La otra reformulación que se aprobó fue la de cuatro barcos fresqueros: Pedrito; El Santo; San Juan B y San Pedro Apóstol.
El Pedrito, que tiene una autorización de captura de 1283 toneladas para todas las especies con exclusión de langostino, sumó 1850 toneladas de especies no sometidas a cuotificación (langostino) que surgieron del permiso irrestricto del barco El Santo, cuyo permiso se extinguió, pero al que se le permitió volver a la pesca por medio de reformulación dentro de los próximos 180 días.
A su vez el barco San Juan B mantuvo la autorización de captura de 1068 toneladas para todas las especies sin langostino y sumó 2.200 toneladas para todas las especies, incluyendo el langostino, que le aportó el San Pedro Apóstol.
Aquí cuatro barcos se transformaron en dos grandes langostineros y un tercero, que deberá recibir el permiso de otro buque para mantenerse activo, podría convertirse también en langostinero si se le sumara el permiso irrestricto de una lancha. En este caso la Representante de Medio Ambiente votó favorablemente mientras que Adrián Awstin y Ricardo Patterson volvieron a abstenerse.
Las decisiones tomadas en el pasado respecto de las reformulaciones hacen casi imposible denegar el derecho de acceder a la pesquería de langostino a casi cualquier barco. Pero alguna solución debe encontrar este cuerpo colegiado a sus propios desaguisados. Los investigadores son claros, no se puede seguir aumentando el esfuerzo pesquero porque hay riesgo para el recurso.
Todavía el langostino sigue dando grandes capturas y eso les permite a muchos seguir jugando al límite. Aunque en descenso la pesca sigue siendo abundante, al punto que los representantes de Chubut y Río Negro estuvieron habilitados para solicitar el aumento de los cupos.
Al 25 de junio, las capturas de langostino habían alcanzado las 66.944,3 toneladas. Habiéndose superado el 50% del promedio de los últimos 10 años, el Consejo aprobó incrementar en un 50% las autorizaciones de para pescar langostino limitadas en todas las jurisdicciones, tal como lo establece la Resolución 7/2018.
Aunque las capturas siguen siendo muy buenas si se comparan con desembarques históricos, no se puede perder de vista la estructura que se ha generado alrededor de este recurso en los últimos años. Ni el impacto social que una abrupta baja podría generar.
Preservar su sustentabilidad y explotarlo de forma responsable para que la abundancia no disminuya más allá de lo esperado naturalmente, es responsabilidad de este Consejo Federal Pesquero. Pero para lograrlo, no se puede actuar de forma improvisada. El recurso está en sus manos.
Por Karina Fernández – Revista Puerto