Las capturas por parte de las flotas de la Unión Europea en aguas controladas por el Reino Unido, se reducirán el 25% tras el acuerdo logrado este jueves entre Boris Johnson y los negociadores de la Comunidad. Hay decepción en puertos de España que viven de la captura ilegal en Malvinas. La medida será aplicada en un lapso de 5 años y medio.
El acuerdo final en el Brexit en términos pesqueros, cerró con una reducción del 25 % de las capturas en aguas británicas y en las que usurpan, para los países de la comunidad. El compromiso es considerado como un duro revés para los puertos del Norte de España, y de flotas europeas en general.
Desde el referéndum británico en 2016, la pesca ha sido siempre objeto de controversia entre Europa y el Reino Unido. Sin embargo, la discusión, sobre todo para Gran Bretaña, revela una trascendencia mucho más política que económica, al contrario que para Europa.
Es que la pesca representa apenas el 0,12 % de la economía británica, con una facturación anual de 1.600 millones de euros y 24.000 empleos directos. Sólo para comparar, el sector financiero reviste el 7%.
Tan político es, que para Gran Bretaña, al no ceder terreno en materia de pesca, arriesgó el mercado europeo, al que destina el 47% de sus exportaciones y del que recibe el 52% de sus importaciones. Pero, pese a la poca incidencia económica, recuperar el control de las aguas fue siempre una de las principales banderas discursivas del euroescepticismo. Un símbolo de recuperación de nacionalismo muy difícil de renunciar.
Ardua negociación
En el punto de partida en las negociaciones, el Reino Unido reclamaba recuperar hasta el 80% de capturas en sus aguas territoriales. Europa ofrecía entre el 15% y el 18%. La cifra de 25% alcanzada en el acuerdo no debería deprimir a los europeos. Más teniendo en cuenta que habrá una larga transición de 5 años y medio, en términos no explícitos que permitirán seguramente nuevas ideas. Transcurrido el plazo, se tendrá que negociar cada año el cupo disponible. A la manera noruega, pero sobre un sinnúmero de especies presentes en aguas británicas.
En Londres aseguran que las flotas de la Unión Europea pescan siete veces más en sus aguas que las británicas en las comunitarias. Así, tras el Brexit, calculan duplicar la facturación del sector al ampliar su zona exclusiva de 12 a 200 millas náuticas. Aunque también eso será pasible de negociación, toda vez que Europa compra el 70% de esas capturas, y querrá imponer condiciones.
El acuerdo tendrá que ser validado por los 27 Estados europeos, posiblemente en febrero, y entrará en vigencia provisional a las 23:00 GMT del 31 de diciembre.
En Malvinas
En relación con Malvinas, el gobierno de ocupación se manifestó en las últimas semanas infantilmente esperanzado en que los negociadores del RU y la UE acordaran un régimen especial de continuidad del status quo isleño en relación con la pesca, cuyo ilegítimo licenciamiento prácticamente sostiene la ficticia economía del archipiélago.
Pero nada de eso ocurrió, y ningún apartado especial del Brexit hace mención a Malvinas y otras colonias británicas por el mundo.
Sí son optimistas en que buena parte de la flota pesquera española, que en los últimos años se asoció estratégicamente con armadores británicos, pueda seguir sin novedad la depredación y faena en aguas de las islas Malvinas, bajo el amparo de la usurpación.