Este domingo 5 de enero se celebrará en la lonja de Toyosu en Tokio la primera subasta de atún rojo del Pacífico del año. Esta efeméride, que se caracteriza por el alto precio que acostumbra a alcanzar el primer ejemplar de este túnido, es también un ejemplo sobre los retos y fracasos a los que se enfrenta la gestión pesquera, según lo afirma el equipo investigador Sustainable Fisheries de la Universidad de Washington, pilotado por Ray Hillborn.
Tal y como recuerda el investigador Max Mossler en un artículo, el atún rojo del Pacífico estuvo severamente sobrepescado durante décadas por varios países a lo largo de la cuenca del Pacífico. En 2015, los países que pescan atún rojo acordaron una cuota de peces respaldada científicamente. “Este fue un primer paso importante para la gestión”, señala Mossler.
Desde entonces, la población ha aumentado entre un 2,6 % y un 3,3 % de su tamaño original, “una mejora pequeña pero significativa”. Sin embargo, desde que se introdujo el sistema de cuotas, “casi todos los países del acuerdo han pescado más allá de su cuota”, apunta el investigador.
En general, el atún rojo del Pacífico se está recuperando, “pero varios actores gubernamentales podrían detener ese progreso”. En la última reunión de gestión, Japón propuso aumentar las cuotas en función de la mejora de la población, pero su propuesta fue rechazada. Japón terminó comprando 300 toneladas de cuota a Taiwán, por lo que aún terminará pescando más que el año pasado.
“El cambio climático desempeña un papel complicado en la gestión, ya que el calentamiento del agua está cambiando los patrones de migración y abriendo oportunidades de pesca recreativa para ellos en áreas altamente pobladas”, indica Mossler. El investigador añade que esta historia del atún rojo del Pacífico “es una buena representación de los fracasos, desafíos y éxitos de la gestión pesquera”, más allá de los precios que alcance el espécimen en subasta.