El caso Santorini disparó las alarmas en la actividad pesquera ante el contagio masivo de casi toda su tripulación y los contactos estrechos que sus tripulantes mantuvieron en Rawson y Comodoro Rivadavia, así lo indicó REVISTA PUERTO.
Ocho tripulantes del barco que llegó a Comodoro dieron positivo para coronavirus
El distanciamiento preventivo es un requisito imposible de cumplir dentro de una embarcación pesquera, por lo que una persona infectada provoca, casi de manera inevitable, el contagio masivo de toda la tripulación.
Este buque de la flota amarilla que pescaba merluza dentro del golfo San Jorge y que se transformó en el primer caso de coronavirus en la actividad, en la Patagonia, abre interrogantes sobre cómo repercutirá en la temporada de langostino de aguas nacionales que arrancaría este mes, tras la prospección que se lleva a cabo desde este lunes.
COVID-19 en la pesca
La disparada de casos de contagio a partir de estos tripulantes afectados provocó este fin de semana el cese total de la actividad pesquera y portuaria en el puerto de Rawson, lo cual se replicó este domingo para el puerto de Comodoro Rivadavia, donde se suspendió toda la operatoria del muelle pesquero, quedando en cuarentena todos los barcos amarrados.
En temporada de aguas nacionales, los puertos de Chubut son claves para la descarga y reaprovisionamiento de los barcos de la flota fresquera que va por el recurso Pleoticus muelleri, y esta circunstancia inédita por la emergencia sanitaria por COVID-19 plantea un escenario impensado sobre el que se irán tomando medidas sobre la marcha.
Camarones, que suele ser un puerto de desembarque de los fresqueros, carece absolutamente de una estructura sanitaria para atender una eventualidad por casos de coronavirus.
En Puerto Madryn, las anteriores autoridades de la Administración Portuaria habían resuelto impedir el amarre de barcos marplatenses que descargasen materia prima para sacar de la provincia. Posteriormente esa medida fue dejada sin efecto pero a la luz de los recientes acontecimientos podría volver a revisarse.
Con todo, la temporada no arrancó y hay preocupación en los puertos desde donde opera la flota langostinera porque no hay protocolos que aseguren que no se producirán contagios, y la evolución de la situación epidemiológica será determinante para la operatoria portuaria y pesquera.
La zafra de aguas nacionales del marisco ya se preveía atípica, pero este nuevo ingrediente hace imprevisible su desarrollo, ya que además de las dificultades que se presentarían en la operatoria portuaria, ante los menores síntomas en alguna tripulación es de prever que se exija el retorno a puerto.