El 8 de agosto fue la fecha que se estimó como límite de condiciones climáticas desfavorables para la actividad pesquera y las predicciones se cumplieron con mejores resultados de los esperados, dado que se pudo dar rápidamente con buenas concentraciones, algo que no ha sido frecuente en esta temporada. La flota está pescando y la prospección en el sector norte de la veda está dando buenos resultados. A pesar de ser un año complicado para la captura por la dispersión del recurso, el tema que más preocupa es otro: la baja demanda que tiene el langostino congelado a bordo y una cada vez menor incidencia en los desembarques. En contraposición, la flota fresquera ha aumentado considerablemente las capturas y las ventas de las colas de langostino están en su mejor momento, aunque los precios son más bajos que los del año pasado.
La flota se concentra por estas horas mayoritariamente en la Subárea 12, entre los paralelos de 43º y 44º Sur donde están teniendo muy buenos rendimientos, con lances cortos que dan la pauta de un buen tamaño de la concentración y un bajo nivel de bycatch.
Condiciones similares se observaron el lunes en la Subárea 14 entre los paralelos de 45º y 46º Sur, aunque para la tarde del martes ya se habían dispersado y muchos navegaban hacia puerto, probablemente, a descargar y volver a salir.
La prospección en el sector norte de la Veda de Merluza, en las subáreas 4, 5 y 9 que debió suspenderse por mal tiempo, se retomó con muy buenas señales. Los barcos están teniendo buenos rendimientos con bajo bycatch y de continuar las condiciones favorables podrían habilitarse próximamente esas subáreas a la pesca.
La diferencia con temporadas anteriores, desde el punto de vista biológico, es lo dificultoso que ha sido hasta ahora dar de forma continua con grandes concentraciones. El recurso se ha encontrado más disperso y mezclado con merluza hubbsi, lo que obliga al cierre de subáreas cuando se sobrepasa el 20% de pesca incidental.
Las malas condiciones climáticas han contribuido a ello en parte y el iniciar la búsqueda del recurso desde el sur, por decisión del sector empresario, también podría haber dificultado el hallazgo de grandes concentraciones. Si bien no se pudo relevar el recurso por la suspensión de la campaña invernal, hasta el momento todo indicaría que se estará en niveles de captura similares a los de 2022.
Desde el punto de vista de las capturas la temporada es buena: el último informe de desembarques elaborado por CAPECA da muestra de un aumento en el volumen total del 8,6% en la comparación interanual. En 2022 en el período que va de enero a julio se descargaron 109.408 y en 2023 118.858 toneladas.
En donde sí se observa una gran diferencia es en el reparto de estos desembarques. La participación de los buques fresqueros en las capturas es cada vez mayor y en esta temporada la brecha con los congeladores ha aumentado a niveles nunca vistos.
En los primeros siete meses de 2019 la flota fresquera pescó un 15% más que los tangoneros congeladores, en 2021 pegó un gran salto al capturar un 56% más y en 2022 la brecha se redujo, pero siguió con una diferencia del 31% a favor de los fresqueros. Pero en el mismo período de tiempo de 2023 han capturado un 80% más, contabilizándose 76 mil toneladas para los fresqueros y 42 mil para los congeladores.
Los buques congeladores no solo están pescando mucho menos que los fresqueros, sino que también tienen problemas con la comercialización del producto. Mientras la demanda de las colas de langostino, provenientes de la flota fresquera en su gran mayoría, mantiene un alto nivel, la del congelado a bordo no despega y genera preocupación.
Los datos de exportaciones del primer semestre dan cuenta de esta situación. De langostino congelado a bordo se exportaron 17 mil toneladas lo que representa una baja del 8% y a un precio 18% más bajo que en igual período del año pasado; esto ha generado una caída del 24% en el ingreso de divisas. En ese mismo período la demanda de colas para reproceso aumentó un 86% y este aumento en el volumen mesura el impacto de la caída del precio promedio, que pasó de 7.932 a 7.493 dólares la tonelada.
Este nuevo escenario también se ve reflejado en el cambio en la distribución de los desembarques por puerto. En Rawson se registraron descargas por 57 mil toneladas, un 58% más que el año pasado; convirtiéndose en el puerto con mayor nivel de desembarques. Puerto Madryn, en cambio, sufrió una caída del 24% con 33 mil toneladas descargadas, quedando desplazada al segundo puesto.
En Rawson las descargas provienen de la flota fresquera en su totalidad; en Puerto Madryn 22 mil toneladas fueron aportadas por la flota congeladora y 11 mil por la flota fresquera de altura. Las otras dos terminales que siguen en importancia son Puerto Deseado, en la que la flota congeladora aportó 11 mil toneladas, y Mar del Plata donde las poco más de 5 mil toneladas se repartieron equitativamente entre fresqueros y congeladores.
Los problemas en la pesquería de langostino no son biológicos ni son comunes a todos. Mientras el sector fresquero vive una primavera, el sector congelador atraviesa su peor crisis a pesar de las buenas capturas.