Consejo Federal Pesquero
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Son dos lanchitas, dos costeros y un fresquero que no lograron acreditar los motivos de su falta de actividad. Una de las lanchas tenía permiso irrestricto y esperaba concretar una reformulación. Se siguió con la distribución de merluza a fresqueros y congeladores. Renovaron permiso de dos poteros chinos por cinco años.
Además de tomar vista de los informes técnicos sobre la situación de la merluza hubbsi, la merluza de cola, la merluza negra y la polaca y establecer la captura máxima para 2019, el miércoles y jueves pasados el Consejo Federal Pesquero trató temas relacionados con la inactividad de los buques y a diferencia de lo que habitualmente ocurre, se dieron de baja cinco permisos por no cumplir con los requerimientos mínimos para justificar la inactividad, que en algunos casos llevaba más de tres años. Se trata de un fresquero, dos costeros y dos lanchas, una de ella con permiso irrestricto que se pretendía usar para una reformulación. Solo una de las inactividades tratadas logró la justificación; se trata de un costero con permiso irrestricto del armador Ricardo Trama. Durante la reunión también se distribuyó la merluza que el Consejo permitió devolver a los tenedores de cuota, sin lograr aún reubicar la totalidad. Por último, se renovó el permiso de un potero chino que ingresó en 2013. (Ver El CFP Fijó la captura máxima de merluza para 2019).
Casi todos perdieron su permiso
Los propietarios de la lancha amarilla San José Segundo, de 11 metros de eslora y poseedora de un permiso irrestricto, habían presentado en noviembre de 2017 la solicitud de reformulación para este buque y el Rosario G, un tangonero también con permiso irrestricto del Grupo Conarpesa, probablemente con la intención de incorporar un tercer buque a la pesquería de langostino.
Pero cuando se hizo esa presentación, el barco ya estaba inactivo desde hacía más de 180 días, dado que su última marea había sido en marzo de 2017 y la empresa no se presentó para solicitar la justificación de inactividad. Además no registraba movimientos administrativos desde abril de 2016, según informó la Provincia de Buenos Aires. Por estos motivos el Consejo decidió por unanimidad dar de baja el permiso.
Otro barco que perdió su permiso de pesca fue el Mamá Rosa, una embarcación de rada ría de 16,5 metros con permiso irrestricto sin merluza y sin langostino, que se encontraba inactivo desde noviembre de 2015. El tiempo que se le había otorgado oportunamente al propietario para retomar la actividad venció en septiembre de 2016 pero el barco permaneció inactivo y el propietario, Manuel Patanía, nunca se presentó ante la Administración.
Los consejeros decidieron aplicar en este caso el artículo 1 de la Resolución 4/10 y dieron de baja el permiso. Quien se opuso fue el Representante de la Provincia de Buenos Aires, aunque se desconocen los motivos por los que, a su criterio, el barco debía mantener el permiso a pesar de haber incumplido con las normas.
El barco de mayor porte que el jueves perdió su permiso fue el Chiarpesca 56, de la firma Apolo Fish. Se trata de un fresquero de 38,3 metros con autorización de captura para variado costero y permiso irrestricto sin merluza y sin langostino. El barco estaba inactivo desde noviembre de 2015 y ya había conseguido una justificación en 2017 que consta en el Acta 24 de ese año; pero siguió inactivo y el pedido de justificación se solicitó fuera de término.
La propietaria intentó justificarse presentando un recurso de reconsideración luego de que se le suspendiera el despacho a la pesca en octubre pasado, argumentando que el incumplimiento había sido de la locataria y no de la propietaria. Pero desde el Consejo se le recordó que tanto la locataria como la propietaria son responsables y que debió haber estado atenta, dado que el barco se encontraba inactivo desde 2015.
Los Consejeros estuvieron de acuerdo en dar de baja el permiso, salvo el representante de Buenos Aires, Juan Martín Colombo y el representante del Poder Ejecutivo, Oscar Fortunato, que no supieron, no quisieron o no pudieron argumentar su oposición.
El cuarto barco que perdió su permiso fue el Omega 3 de Bodi SA, un costero de 17,9 metros con una autorización de captura irrestricta sin merluza y sin langostino. Estando inactivo desde mayo de 2017, en febrero pasado logró una justificación, argumentado la firma propietaria que necesitaba más tiempo para realizar reparaciones a la embarcación.
“Del análisis de la presentación actual y del pedido anterior, se desprende la ausencia de toda explicación sobre la falta de finalización de las tareas programadas en 2017, que debieron finalizar el 15 de diciembre de 2017”. Al margen de este motivo, “la interesada no explicó acabadamente los motivos del empleo de dos facturas tanto en este pedido como en el relativo al Pagrus II”, expresaron en el Acta los Consejeros haciendo referencia a documentos que no coincidían con los tiempos de reparación. La decisión de no justificar la inactividad en este caso fue unánime.
El quinto barco que perdió el permiso fue precisamente el Pagrus II de la misma empresa y al que habían hecho referencia los miembros del Consejo. Este buque tiene las mismas características y autorizaciones de captura que el Omega 3 y también tuvo su última marea en mayo de 2017.
En este caso, BODI SA intentó argumentar que el barco seguía necesitando reparaciones y presentó una documentación bastante dudosa, según informaron los Consejeros y la Dirección de Pesca. Indicaron que, según el cronograma, “surge una inconsistencia en las fechas y tareas”.
Señalaron además que del análisis de la presentación hecha por la empresa puede determinarse que “la firma RA Electromecánica se encontraba haciendo las pruebas en los motores, cuando en la presentación inicial de las actuaciones detalló las tareas como consumadas y terminadas”. Esta incongruencia fue la que se encontró también en el caso del Omega 3.
Pero además indicaron los Consejeros que “las facturas acompañadas no dan cuenta de reparaciones de una magnitud suficiente como para justificar casi un año de falta de operación, adicional al período ya justificado”. El monto de las facturas era “poco más de $ 35.000” que supuestamente habrían cubierto los materiales y las reparaciones en los dos barcos. Todos estuvieron de acuerdo en dar de baja el permiso.
El barco Stella Polare A, del armador Ricardo Trama, que se encuentra inactivo desde noviembre de 2015, logró en cambio retener el permiso. Este es un costero de 14,8 metros con un atrayente permiso irrestricto que ya logró una justificación de inactividad en febrero de 2017 y ahora, argumentando el hallazgo de nuevas averías y la presentación de “presupuestos nuevos del motor principal”, logró la justificación de inactividad por unanimidad.
Reparto de merluza
De las cuotas de merluza que permitieron devolver la autoridad de aplicación y este Consejo Federal Pesquero, indolentes con los trabajadores de tierra de Mar del Plata, todavía quedan disponibles 14.182 toneladas, incluso luego que se repartieran la semana pasada 2.000 toneladas. Este volumen se distribuyó entre 15 barcos.
Claro está que con en esta redistribución no se llegan a cubrir las mesas de corte que quedan vacías gracias la violación del Régimen de Cuotificación, que por otra parte ya ha sido legitimada por el CFP y el Subsecretario de Pesca por los próximo dos años. Muchas de esas toneladas de merluza dejan de ser capturadas por fresqueros que generan mano de obra y pasan a engrosar las cuotas de congeladores.
Se renovaron permisos de explotación de calamar
El Consejo le otorgó a la empresa Patagonia Fishing la renovación por cinco años de los permisos de pesca exclusivos de calamar para los barcos Patagonia 1 y Patagonia 2, dado que la empresa ha logrado 42 puntos al verificarse el grado de cumplimiento del proyecto original.
El puntaje está conformado por los valores otorgados a la proporción de tripulación argentina; antigüedad del buque y porcentaje de procesamiento en tierra. El obtenido por la empresa es uno de los más bajos. En el registro la firma está inscripta como Ian Fish y ahora se inscribirá como Novafish, establecimiento industrial en el que no podrá procesar menos del 10% de la captura.
Fuente: Revista Puerto