Los barcos de Sea Shepherd han tenido que volver a Mazatlán, ante la falta de combustible, y la cuarentena del COVID-19 ahora les impide poder retomar sus patrullajes, así lo informó este trabajo especial de Mongabay.
El grupo de conservación marina Sea Shepherd tomó la difícil decisión de suspender su campaña para proteger a la vaquita marina que se encuentra en Peligro Crítico de extinción en el alto golfo de California en México.
“No hemos tenido muchas alternativas porque, para hacer las patrullas, dependemos del combustible que obtenemos del gobierno mexicano y no pudimos conseguirlo”, dijo el capitán Paul Watson, fundador de Sea Shepherd, a Mongabay. “Tenemos que enviar los buques de regreso a Mazatlán y, una vez que llegamos allí, por supuesto, no tendremos autorización para marcharnos debido a la cuarentena [por el COVID-19]”.
Las vaquitas marinas (Phocoena sinus), que son endémicas del mar de Cortés o alto golfo de California, están al borde de la extinción, aunque hay diversas estimaciones respecto de cuántas quedan. Un estudio reciente calculó que, hasta el verano de 2018, sobrevivían menos de 19 vaquitas marinas. Otro informe, realizado por el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA), sugirió que solo quedan unos 10 individuos, aunque también informó que hay un 95 % de probabilidad de que sigan existiendo entre 6 y 22 individuos.
La mayor amenaza para esta especie de marsopa es la pesca ilegal de la totoaba (Totoaba macdonaldi), que al igual que la vaquita está clasificada en Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La medicina tradicional asiática considera que la vejiga natatoria de la totoaba presenta cualidades medicinales especiales, a pesar de que no hay pruebas científicas que respalden esta creencia. Las vejigas, que se usan para elaborar una sopa “curativa”, pueden alcanzar precios de hasta $14 000 USD, según el Animal Welfare Institute (Instituto de Bienestar Animal o AWI) y, con frecuencia, se trafican en el mercado internacional de vida silvestre.
Dado que las totoabas son prácticamente del mismo tamaño que las vaquitas, estas últimas suelen quedar atrapadas en los trasmallos, que son el arte de pesca destinado para capturar a las primeras. Los trasmallos también se usan para pescar camarones en el mar de Cortés, lo que ha causado incluso más estragos en la población de vaquitas marinas.
En 2015, el gobierno mexicano prohibió la pesca con trasmallo por dos años en el mar de Cortés y, en 2016, anunció una prohibición total de la pesca con este tipo de redes. A pesar de estos esfuerzos legislativos, la pesca en la zona ha continuado. Durante una patrulla en octubre de 2019, Sea Shepherd informó que había visto más de 70 barcos pesqueros en el hábitat crítico de la vaquita.
El mes pasado, el Servicio Nacional de Pesca Marina (National Marine Fisheries Service o NMFS) de EE. UU. anunció que prohibiría todas las importaciones de camarones mexicanos y de otros mariscos provenientes del refugio de la vaquita marina, medida tomada en virtud de la Ley de Protección de Mamíferos Marinos (Marine Mammal Protection Act o MMPA). Los ecologistas esperan que esta última medida brinde la protección suficiente para ayudar a que la vaquita sobreviva.
“Esta es precisamente la manera en que la ley de protección de los mamíferos marinos se supone que debe funcionar: si la industria pesquera de México mata a las vaquitas a un ritmo que viola las normas de EE. UU., Estados Unidos debe prohibir las importaciones”, dijo Zak Smith, abogado principal del Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (Natural Resources Defense Council o NRDC), en una declaración. “México no tiene otra alternativa más que poner fin a la pesca destructiva que está ocurriendo en el norte del golfo de California y que está llevando a la vaquita marina a su extinción. Es la única esperanza que la vaquita tiene para sobrevivir y es necesaria si México quiere volver a exportar estos productos a Estados Unidos”.
Sea Shepherd ha dedicado los últimos seis años a patrullar el refugio de la vaquita, a menudo con científicos y fotógrafos a bordo para recopilar datos sobre esta marsopa y realizar controles acústicos. El grupo también ha recuperado 1200 piezas de equipos de pesca ilegales del hábitat de la vaquita, según una declaración en su sitio web.
Si bien Sea Shepherd no puede estar presente en el mar de Cortés en este momento, la armada mexicana estará supervisando las aguas, declaró Watson. Es posible que las actividades pesqueras disminuyan durante la pandemia de la COVID-19, pero también es posible que la pesca furtiva continúe o incluso aumente. “Los pescadores furtivos aprovechan las oportunidades”, dijo Watson.
La tripulación de Sea Shepherd regresará al refugio de la vaquita en cuanto sea posible.
La vaquita esté luchando aún por sobrevivir y para Kate O’Connell, consultora de vida marina de AWI, todavía quedan esperanzas.
Los avistamientos de vaquitas demuestran que todavía quedan individuos, y aquellos que se han visto lucen sanos, expresó O’Connell. “Las nuevas investigaciones (…) demuestran que las vaquitas pueden reproducirse anualmente, lo que aumentaría las posibilidades de que la especie se recupere de sus bajos recuentos actuales. Si bien la situación es desalentadora, otras especies de mamíferos marinos se han recuperado de cantidades extremadamente bajas, entre ellas, el elefante marino del norte, que en el siglo XIX estaba prácticamente exterminado y que se ha recuperado de menos de 100 individuos a más de 100 000”.