Chubut Langostino

Langostino: entre la abundancia y el descarte

La pesquería del langostino patagónico transita el epílogo de la temporada. Otra más en que el marisco se encargó de revalidar sus pergaminos como la estrella máxima de la industria pesquera nacional, el maquillaje de brillosos colores que permite camuflar los problemas en otras pesquerías.
Hasta el 4 de octubre pasado los desembarques declarados de langostino superaban las 192 mil toneladas de acuerdo a la estadística oficial y es posible que antes que se baje el telón de la temporada 2018 la estadística superará las 200 mil toneladas, declaradas. Las pescadas son otra historia…
La cifra marca cierto declive en relación al año pasado en que se declararon 232 mil toneladas, aunque muy por encima del promedio de la década pasada, cuando los armadores tangoneros descorchaban champagne en Puerto Madryn cuando superaban las 50 mil toneladas.
Claro que era una pesquería a otra escala. Este año más barcos sacaron pasaje al paraíso del oro naranja. Según datos oficiales que maneja la Subsecretaría de Pesca, 285 buques declararon pescar langostino en lo que va del año. Hace 10 años rondaban la mitad.
Un tercio lo captura en aguas provinciales de Chubut y los otros dos tercios, a partir de junio cuando se abren las aguas de jurisdicción nacional, la zona que otra vez aportó la mayoría de las descargas, ejemplares de grandes, de mejores tallas comerciales y valor de exportación.
El esfuerzo pesquero fue creciendo a medida que avanzó la temporada en jurisdicción nacional. Fueron 160 buques en junio, 175 en julio y 193 en agosto. Los datos de septiembre todavía no estaban terminados.
Algunos entraron de forma más o menos legal, con una reformulación de permisos de pesca que se ajustó a la normativa vigente y otros como el “José Américo”, de la empresa Moscuzza. Para que el nuevo tangonero pueda entrar hubo que cambiar todas las reglas del juego. Pero dicen que Cambiamos…
“Los valores medios de los rendimientos nos indicarían que la disponibilidad de la biomasa del recurso podría estar empezando a declinar, como históricamente lo ha hecho en los meses de primavera”, indica textualmente el informe de asesoramiento que brindó el Departamento Crustáceos del INIDEP al Consejo Federal Pesquero la semana pasada y publicó Revista Puerto.
Lo sustancioso del informe es el dato que los investigadores advirtieron incompatibilidades entre lo informado por Observadores y el muestreo a bordo. Por un lado revelan que un 93% de las capturas corresponden a categorías L1 y L2 en tanto la L3, apenas un 3%. Pero al analizar las categorías comerciales de los muestreos a bordo, la categoría L3 sube al 22%.
Esto suma evidencias que respaldan la posible existencia de un importante descarte –la flota tira al mar los tamaños más chicos- del marisco que no figura en ninguna estadística pero sin dudas impacta en la sustentabilidad del recurso.
Es imposible que en un lance de pesca vengan solo 3 tamaños, los más grandes. Eso puede pasar en la góndola de un supermercado, no en la inmensidad del océano. Los ejemplares más chicos, las tallas L4 y L5 aparecen en las redes de los barcos cuando se clasifica la captura y luego desaparecen. No se declaran ni se guardan en bodega. Se descartan, se tiran al agua
La estadística oficial el año pasado anotó 232 mil toneladas desembarcadas. Eso fue lo que se declaró. Pero se pescó mucho más. Especialistas creen que en realidad fueron más de 300 mil toneladas. Cuantitativamente, al ser los ejemplares más chicos, esa diferencia de los que se descartan equipara a los declarados y desembarcados.
El descarte de miles de toneladas de langostino solo porque no es del mejor tamaño parece un problema más urgente por resolver que la sanción a una docena de armadores fresqueros por traer un par de kilos por encima del límite autorizado en los cajones.
Parece más fácil sancionar a unos pocos cuando llegan a puerto que despachar inspectores en la flota fresquera junto con observadores científicos. O tal vez no, no es lo más fácil sino lo que más les conviene a todos. Especialmente a Mauricio Remes Lenicov, el director de Coordinación Pesquera, el responsable de los inspectores y observadores.
Sin datos a los investigadores del Programa Crustáceos les faltan piezas del rompecabezas para entender la pesquería y sugerir medidas de manejo que garanticen su sustentabilidad en el futuro. Porque aunque extienda su período de sobreabundancia, nadie debe perder de vista que el langostino no es un recurso infinito.
Fuente: El Marplatense

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