Esta semana el Consejo Federal Pesquero recibirá el informe del INIDEP que revela los primeros datos de cara a la próxima temporada de pesca del crustáceo. Se observó un panorama prácticamente igual al del año pasado que requerirá un manejo inteligente por parte de las nuevas autoridades.
Como si no hubiera otro tema importante para tratar más que el langostino en el Consejo Federal Pesquero, la reunión de la semana pasada, la primera del año, fue pospuesta. Ahora que el informe del INIDEP está listo, los consejeros se reunirán.
Todavía no hay acceso al informe pero ante el tiempo transcurrido desde que se realizó la campaña de evaluación del Golfo San Jorge (noviembre), algunos datos preliminares ya han trascendido y permiten tener una idea de lo que puede esperarse para 2020. Se observó un escenario prácticamente idéntico al del año pasado.
En 2019 se capturaron 214.101 toneladas, un 16% menos que en 2018 según datos oficiales de la Subsecretaría de Pesca. Esta disminución en la biomasa había sido pronosticada por los investigadores en enero de año pasado a partir de lo observado en la campaña realizada en noviembre de 2018 en el Golfo San Jorge.
La caída en las capturas pudo estar relacionada con el retraso madurativo y consecuente corrimiento espaciotemporal del langostino observado a por los biólogos, la imposibilidad de algunos barcos de dirigirse a zonas de aguas más profundas, como así también a las muchas jornadas de mal tiempo que hubo en la temporada 2019, según las fuentes consultadas.
Lo único claro por el momento es que en la última campaña realizada en noviembre pasado los investigadores encontraron al recurso en una situación muy similar (igual, aseguran algunos) a la de 2019, tanto en abundancia como en tallas, corroborándose una vez más el retraso en la reproducción que desde 2018 viene registrando el INIDEP.
“En la campaña de noviembre pasado a bordo del buque comercial Bogavante Segundo, se observó una baja significativa en la biomasa y en la abundancia de langostino disponible para su cosecha por pesca, con respecto a lo observado en la campaña de noviembre de 2017”, indicaba el informe del año pasado sobre esta misma época.
Esta situación que en un principio había generado alarma entre los armadores fue rápidamente atemperada entonces por el biólogo Juan de la Garza al explicar que a partir de los cambios que se produjeron en la pesquería, la reproducción se había retrasado y por lo tanto, el ciclo de crecimiento tal como lo conocíamos también lo estaba. Pero que de ninguna manera el recurso estaba en picada como se creyeron algunos.
Al encontrarnos en 2020 con un estado del recurso igual al de 2019 es importante recordar cuáles fueron algunas de las consideraciones que realizaron los especialistas en aquel momento. Ante una disminución de la biomasa observada respecto de 2017 indicaban que “podría ser consecuencia del desplazamiento espaciotemporal del período reproductivo, el retraso del proceso de crecimiento, posibles cambios ambientales y del aumento constante del esfuerzo pesquero aplicado en las últimas temporadas de pesca”.
Durante 2019 el ingreso de nuevos barcos a la pesquería no se detuvo y nadie podría garantizar que se parará este año. El Consejo Federal Pesquero recibirá nuevos pedidos de reformulación que en aras de la igualdad ante la ley debieran atender en idénticas condiciones a las de los últimos cuatro años. Salvo, claro, que en los primeros meses del año lograran hacer algo que no han hecho en todo este tiempo, un plan de manejo que pusiera tope al aumento del esfuerzo pesquero.
Dicho aumento “puede traer aparejada una sobrepesca del reclutamiento, en donde la cantidad de adultos reproductores que sobrevivieron a la pesca no es la suficiente para mantener los niveles de biomasa observada en las temporadas anteriores”, indicaron hace un año los investigadores.
“Se está en riesgo de sobrepesca de reclutamiento cuando se pesca sobre la talla chiquita. Debemos aspirar a que no suceda y para ello es necesario extremar los controles, de entrada y salida de barcos; que haya control de peso, que utilicen los cajones que deben usar, que realmente bajen todo y procesen antes de un nuevo lance, que no pesquen en la noche…” aclaró entonces De la Garza.
Ante un año de iguales características puede inferirse que las recomendaciones también serán similares. Por otra parte, en la campaña estival y la de noviembre se corroboró el desplazamiento espaciotemporal y la disminución de la biomasa respecto de 2017. Si la disminución se corroboraba, dijeron entonces desde el INIDEP, se debía “proceder con suma cautela a los fines de regular los niveles de esfuerzo pesquero con el fin de no comprometer la sustentabilidad de la pesquería”.
Precisamente para no comprometer la sustentabilidad del recurso, el año pasado la temporada de pesca comenzó en junio a diferencia de lo que ocurría habitualmente cuando se daba inicio en mayo. Esta decisión se tomó ante la alta presencia de juveniles de langostino en el Área de Veda de Merluza donde opera la flota. Este año debería ocurrir lo mismo, dado que pescar juveniles es el mayor riesgo para el recurso.
En 2019, si bien existieron presiones para abrir antes, la caída del precio del langostino y las bajas ventas operaron a favor del recurso. Pero si la situación en los mercados este año es otra, no resultaría extraño que algunos empresarios comiencen a mover hilos para lograr una apertura anticipada a las recomendadas.
Un claro ejemplo fue la actitud que tomaron algunos armadores en octubre pasado cuando debía cerrarse la temporada. La recomendación biológica del INIDEP es desde hace año terminar el 1 de octubre ante el inicio de la temporada reproductiva de merluza. Todos parecían estar de acuerdo, siendo que muchas cámaras todavía estaban llenas, pero ante una pequeña reactivación de las ventas, pujaron para extender la temporada hasta fin de mes y el Consejo Federal Pesquero lo aprobó.
Algunos nombres de los que conformarán el nuevo CFP son conocidos, como Carlos Líberman, Adrián Awstin y Jorge Bridi; el primero siempre acompañó las propuestas del Ejecutivo de Mauricio Macri respecto de las recomendaciones biológicas, varias veces desoyéndolas. Y Bridi, que supo abstenerse de votar en algunas reformulaciones, permite en el Golfo San Matías que está bajo su administración pescar langostino en barcos de altura sin tangones ni control. Con lo cual no son garantía de cambio.
Otros representantes provinciales no solo son nuevos en el CFP sino en la pesca, con lo cual el conocimiento que puedan tener sobre las pintorescas estrategias de algunos consejeros será muy limitado. Si ante el desconocimiento se apegaran a la legislación vigente y a las recomendaciones biológicas podrían, a pesar de su desconocimiento, generar un gran avance en el Consejo; pero para ello será necesario prescindir de las casi siempre perjudiciales alianzas políticas.
Al mismo tiempo que se conocieron algunos datos del estado del caladero, se supo que el nuevo subsecretario de Pesca, Carlos Líberman, estaría de acuerdo con algunos armadores en comenzar la temporada en mayo. Es de esperar que el rumor no se transforme en un hecho, sobre todo si el INIDEP recomienda lo contrario.
El año 2019 fue un gran año desde el punto de vista de las capturas para la flota langostinera y 2020, por lo que se sabe hasta ahora, será igual de bueno. Solo, como indican los investigadores, deberá implementarse un manejo inteligente y prudente para garantizar el éxito de esta y futuras temporadas de pesca. Habrá que ver si las nuevas autoridades están a la altura.